El
cielo estaba gris y la temperatura seguía bajando … llegaba el
otoño.
Paco
no se podía quejar.
Su
trabajo, profundamente complicado en el verano, ahora le
reconfortaba.
Los
hornos de su taller liberaban un calor, que le hacía sentir
privilegiado viendo pasar a la gente con muchos abrigos y temblando
de frío.
No
tenía dudas … aquel invierno de 1682, seguramente, iría a ser
duro … viendo el inicio del otoño.
Paco
tenía todo para sentirse un hombre completo … trabajo reconocido …
sin competencia … era el único fundidor de campanas de Triana y la
verdad es que trabajo no le faltaba … y cobraba bien, por lo que en
casa no le faltaba nada, para una casa de clase media baja de la
sociedad Sevillana … casado con la más bella mujer que jamás
había conocido … que más podría exigirle a la vida?
Pero
… la mirada algunas veces perdida del fundidor revelaba que ni todo
le iba bien …
---
Eh! Paco! Como estás?
Miró
hacia la puerta.
---
Hombre!!! Mira quién viene !!! Pues como ves … trabajando …
Era
Ruiz Guijón, un conocido escultor de aquel lado del río y muy amigo
de Paco.
---
Me parece bien, amigo mio. Nuevos encargos?
---
Si … estas dos campanas son para una iglesia nueva … pues …
venga trabajo … para eso estamos aquí… --- Ruiz se sentó en una
improvisada silla.
---
Pues yo estoy un poco de bajón …
---
Y eso?!!!
---
Pues también tengo un encargo … y lo veo complicado …
Se dio cuenta que Paco, en aquel momento no le escuchaba … miraba
fijamente a la estrecha calle, donde alguien pasaba.
Ruiz
se acercó de la puerta. Fuera pasaba un hombre, visiblemente gitano,
joven, buen porte. Miraba a todo el mundo con que se cruzaba con un
aire seguro y firme. Se dió cuenta que le miraban con intensidad y
les devolvió la mirada …
---
Buenas tardes. --- Ruiz le saludó como hacía a cualquier persona.
El
hombre le miró. Detalle impresionante … sus ojos … no eran
iguales … no tenían el mismo color.
Les
miró con una media sonrisa … apenas se escuchó un: “Hummm!” …
y pronto desapareció al final de la esquina.
En
estos, casi 2 minutos, Paco se mantuvo en silencio.
---
Qué pasa, Paco. Lo conoces?
---
No!
---
Y porqué lo miraste así?
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Olvida … nada importante …
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Paco … Paco … ya nos conocimos hace muchos años … te conozco,
amigo mio … --- Paco mantenía la mirada baja … --- me quieres
contar de donde conoces tú a ese gitano?
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De ningún sitio … te lo juro … apenas sé que pasa aquí todos
los días a esta hora … como un reloj … siempre en la misma
dirección … siempre con esa mirada altiva … esa media sonrisa …
---
Vaya, hombre … sí que te afecta … pero no entiendo el porqué …
si no lo conoces …
---
No te preocupes Ruiz … cosas tontas … háblame de ese encargo que
tanto te parece preocupar …
Fue
el turno de Ruiz tomar un aire más serio.
---
Paco, tienes un poco de ese vino tuyo tan estupendo?
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Claro!
Paco
se acercó a un mueble de madera, abrió una pequeña puerta y sacó
dos vasos de vidrio y una botella que parecía estar medio llena.
Llenó
los dos vasos y pasó uno a su amigo.
---
Cuéntame.
---
Pues me han encargado un Cristo …
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Crucificado?
---
Sí.
---
Pero eso para ti … está chupado … sé que lo harás muy bien …
---
No lo sé … paso horas sentado en mi atelier … no tengo
inspiración … ya hice docenas de dibujos … no logro conseguir
una expresión que me guste … y me gustaría hacer algo especial.
---
Tranquilo, hombre … lo conseguirás …
Bebieron
unos tragos largos del vino especial, cosecha del mismo Paco y que él
guardaba religiosamente … solo para amigos …
Algunos
minutos después, ya más recuperado, Ruiz salía del taller en
dirección a su atelier.
Al
pasar por el barrio de la Cava avistó un hombre que salía de una
venta, La Vela … era el mismo gitano que tanto impresionara a su
amigo Paco.
Decidió
entrar.
---
Buenos tardes.
Una
mujer, por detrás de una barra de madera tosca le miró.
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Buenas tardes. Dígame señor, en qué puedo servirle?
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Perdone la pregunta … pero he visto salir de aquí ahora mismo a un
hombre, un gitano … sabe usted quién es?
---
Sí … guapísimo … --- los ojos de la mujer brillaron --- viene
todos los días a comprar un pan. Es del otro lado, de la ciudad …
le llaman el Cachorro.
---
Qué raro apodo …
---
Su nombre verdadero nadie lo sabe … pero todas las mujeres lo miran
cuando pasa …
---
Y, dice usted, que viene todos los días?
---
Sí … siempre a la misma hora … ya cuento las horas para volver a
verle …
Ruiz
la miró, pero ella soltó una carcajada … después un poco más
seria se acercó y le habló en tono bajo …
---
Dicen que viene a por una mujer … casada …
---
Vaya! --- Ruiz pensó que ya bastaba de preguntas ...---Muchas
gracias señora …
---
Señorita, caballero … aún señorita …
Salió
aliviado por estar de nuevo en la calle.
Dos
días más tarde era Domingo. Ruiz siempre iba a la misa debidamente
acompañado con su esposa. Cerca de la puerta de la iglesia lo
esperaba Paco, también con su mujer.
Los
dos hombres se quitaron su sombrero para saludar a las damas que
juntas entraron mientras ellos se quedaron fuera …
---
Cómo vas, amigo Paco. Te veo un aire triste.
---
Cosas de la vida, amigo Ruiz … cosas de la vida …
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He sabido unas cosas de ese gitano que pasa delante de tu taller
todos los días.
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Ah! Sí? Cuéntame.
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Pues … que le llaman Cachorro, es del otro lado del río y entra
todos los días en una venta, cerca de mi casa, para comprar pan.
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Comprar pan ?!!!??
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Así me lo han dicho, de fuente muy segura. Pero no comprendo que te
pasa con él …
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No lo sé … no me gusta su tipo …
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Bueno … y cuanta gente habrá que no nos gusta su estilo?
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Amigo Ruiz … puedo ser sincero contigo?
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Claro, Paco. Para eso están los amigos...no?!
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Pienso que Rosa tiene un lío.
La
expresión impactó profundamente en Ruiz …
---
Rosa ... ?!!! Tu mujer??!!! Qué dices?
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No lo sé seguro … pero está muy distante, últimamente … muy
cambiada … y tengo esa sensación …
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No tengo palabras, amigo mío.
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Esto me está consumiendo por dentro … como mal … no puedo dormir
por la noche … y ese gitano … pasa todos los días … … …
---
No pensarás que …
---
No quiero ni pensarlo, amigo Ruiz … pero …
Ruiz
no sabía qué decirle … estaba atónito …
---
Venga, Paco. Entremos, antes de que termine la misa y nuestras
mujeres nos encuentren aquí.
Entraron
discretamente … en la mente de Ruiz Guijón golpeaban las palabras
de la mujer de la venta …
“---
Dicen que viene por una mujer … casada …!!!”
Pobre
Paco … como le podría ayudar …?...
En
toda la semana, Ruiz estuvo inmerso en sus dibujos … la imagen
ideal no le venía … y el plazo se estaba agotando …
Llegó
el viernes … una visita a su amigo y una copa de su buen vino le
ayudaría.
Pero
el taller de Paco estaba cerrado … cosa rara …
Volvió
a casa. Un hombre caminaba a pocos metros delante de él. Empezaba a
oscurecer … alguien pasó llevando en la mano un candil de aceite
encendido … entonces pudo ver mejor la figura … era el Cachorro.
Aquel
hombre parecía un reloj … todos los días …
De
repente un bulto, oculto entre una puerta cerrada saltó sobre el
gitano … en el aire brilló, de repente, un largo cuchillo …
---
Te voy a matar … cabrón …
El
Cachorro, sorprendido, mal se defendió … el cuchillo entró en él
una vez … y otra … y otra …
---
Esta porque eres un mierda … esta porque te gustan las mujeres
casadas … esta por me robas a mi esposa …
Aparecieron
una mujeres, gitanas con lamparas encendidas y gritando.
Entonces,
Ruiz, lo reconoció …
---
Paco!
Corrió,
se metió entre la multitud que empezaba a rodear al fundidor …
---
Paco … Qué has hecho? … hombre … !!!
Paco,
mirada perdida … estaba sentado en el suelo … en su mano aún
tenía el cuchillo … goteando sangre. Unos gemidos le indicaron que
el Cachorro aún vivía. Se acercó y le levantó la cabeza
intentando ayudarlo … conservar su vida, lo que parecía ya tarea
imposible … aquellos dos ojos de distinto color le miraron con una
expresión de agonía profunda que lo impactó brutalmente.
De
repente, en medio de toda aquella confusión un grito le puso los
pelos de punta.
Venía
de una niña, de no más de doce años…
---
Qué le han hecho?!!! Lo han matado …
---
Tranquila hija … el se lo ha buscado …
---
Qué dice usted?!!! --- la niña se arrodilló y tomó la mano ya sin
vida de el Cachorro.
---
El venía todos los días para estar con una mujer casada … ---
Ruiz intentaba justificar en voz alta a su amigo Paco.
La
niña lo miró con los ojos llenos de lágrimas …
---
Lo sé.
Paco
levantó la cabeza …
---
Entonces es verdad!
---
El Cachorro era mi tío.
---
Qué dices? --- Ruiz intentaba comprender.
---
La mujer que él visitaba todos los días es mi madre … su hermana
… --- sollozaba --- y nos llevaba un pan … todos los días …
Alguien
había llamado a la guardia que empezaba a llegar. En pocos minutos
se llevaron a Paco.
El
Cachorro yacía en el suelo, con sus ojos mirando hacia al cielo …
Ruiz, pasó su mano y los cerró …
Volvió
a casa con paso lento, estaba sucio de sangre del inocente gitano …
tenía que lavarse … lo ayudó su esposa que lo limpió en cuanto
escuchaba, asustada, la narración que le hacía Ruiz.
Aquella
noche, no pudo dormir.
Bajó
a su atelier y se sentó en su mesa, delante de uno de los folios de
papel que usaba para dibujar.
---
Diosss … qué día …
No
podía quitar de su cabeza aquella expresión de agonía brutal de el
Cachorro muriendo en sus brazos.
De
repente, como por magia, su mano empezó a dibujar … poco a poco …
la cara del gitano fue apareciendo … ya tenía la idea que tanto
buscaba para la figura del Cristo que le habían encargado.
Hechos:
La
historia del Cachorro pasó de generación en generación. La verdad
es que el escultor Ruiz Guijón no conseguía inspiración cuando en
1682 hizo la obra de Cristo crucificado, el Cristo de la Expiración,
en talla de madera policromada, de 1,89 metros de altura.
La
imagen fue contratada el 1 de abril de 1682 por la Cofradía y
Hermandad de la Expiración de Cristo y Nuestra Señora de la Paz, de
la ermita de Nuestra Señora del Patrocinio.
La
talla fue posteriormente restaurada por el médico y escultor Agustín
Sanchéz Cid, quien en 1940 arregló ensambles y creó una nueva cruz
arbórea, encargándose Juan Miguel Sánchez de reencarnar las zonas
dañadas. Solo cinco años más tarde el mismo Sánchez Cid aclaró
la encarnadura y dos años después saneó algunas partes
apolilladas.
Más
importante fue la restauración llevada a cabo tras el incendio
ocurrido en la capilla del Patrocinio el 26 de febrero de 1973,
cuando se destruyó la Dolorosa y el Cristo de la Expiración sufrió
serios desperfectos en el costado y la pierna y talón derecho, así
como su encarnadura que quedó completamente ahumada. La restauración
fue entonces llevada a cabo por los hermanos Cruz Solís entre los
meses de junio y septiembre de ese mismo año.
Consta
que cuando salió, la primera vez, el paso de la confradía
transportando el Cristo las gente que miraba exclamaba … “Es el
Cachorro...” por que encontraban parecido entre el Cristo y el
gitano que conocían. Por eso hoy se llama al cristo El Cachorro.
Su
paso sale siempre el viernes santo … cuando no llueve ...
Dramatización de jorge peres
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