En el año de 1873, la ciudad y el puerto de Nueva York presentan un
aspecto muy diferente de lo que estamos acostumbrados a ver en la tele o en el
cine.
No hay rascacielos en Manhattan, una
aglomeración de casas bajas ocupa vastos
kilómetros cerca de los puertos donde hay muchos barcos.
Dos, de esos barcos, estaban amarrados
lado a lado.
Uno era un barco inglés de tres mástiles, otro un velero de dos
mástiles de reducido tonelaje y que pertenecía a un armador de Nueva York … era
el MARY-CELESTE. Su comandante era el capitán Briggs.
En principios de
septiembre cargaba barriles de aceite de ballena y alcohol.
A 7 de Noviembre de 1873, el Mary-Celeste
partió con destino a Génova, en Italia.
Jamás llegó ahí.
Los navíos abandonados en medio del
océano, sueltos al viento y al mar se transforman en un tipo de barcos
fantasmas.
Á deriva, sin rumbo, sin tripulación, son
un grave peligro para otros navíos
porque pueden chocar con ellos por la noche, con niebla o en tormenta.
El comandante de cualquier navío, al descubrir
un barco abandonado tiene el deber de remolcarlo, o, si eso no fuera posible, hundirlo a fin de
eliminar el peligro.
En la mañana de 4 de Diciembre
de 1873, el Deo Gratias, barco inglés de tres mástiles avistó otro barco.
El vigía gritó:
--- Navío a la vista, a noroeste!
La posición de ese barco era de 37º de
latitud norte y 18º de longitud oeste.
El capitán Moorhouse, comandante del Deo
Gratias subió hasta el puente de mando y examinó con prismáticos el velero que
parecía seguir una ruta curiosamente inestable …
Moorhouse observó con
más atención y le sorprendió no ver ni al timonel, ni al vigía , ni a un
oficial o marinero … el barco parecía desierto.
Decidido a salir de dudas, el capitán Moorhouse mandó
preparar un bote salvavidas encargó a un oficial y un marinero que fueran a
bordo del Mary-Celeste para visitarlo.
Armado de sus prismáticos vio a sus
hombres subir al barco, caminar por el puente del barco y después
desaparecieren por una escotilla para el interior.
No encontraron a nadie a bordo … solo un
gato, bien vivo y maullando salió a vomitar mirándolos de una manera rara.
En una cuerda ropa, aún mojada, pendía al viento, y dentro, en
una mesa, cuatro cubiertos y cuatro tazas con té aun caliente, parecían esperar
a alguien. En la cocina un guiso se apuraba a fuego lento.
El oficial y sus
hombres revisaron todo el navío, pero no encontraran a nadie … ni muerto ni
vivo.
Los dos botes salvavidas, normales en el navío
estaban en su sitio.
Las cabinas estaban ordenadas pero vacías.
En el camarote del comandante, un reloj de
oro balanceaba suspendido de un clavo y encima de la cama una maleta con ropa
de mujer.
En la habitación vecina encontraron
igualmente un reloj de oro, de mujer, un abanico, joyas, una máquina de
costura, un traje a medio hacer y muchas partituras de música … pero no
encontraran ningún piano a bordo.
En el siguiente camarote, igualmente ordenado
y vacío, encontraron las hojas de pago de la tripulación.
Pero los documentos náuticos no estaban, ni los documentos de a
bordo con excepción de diario de bordo.
El oficial del Deo
Gratias lo leyó atentamente. El diario acababa en la fecha de 24 de Noviembre,
diez días antes de la descubierta del barco abandonado. Indicaba los últimos
cálculos de posición … 363º de latitud norte y 27º de longitud oeste, seguido
de un comentario :”Bon tiempo”.
Los hombres del Deo Gatias volvieron y se
dirigieron al puerto de Gibraltar donde comunicaron el suceso tan extraño.
El capitán del puerto se sorprendió:
--- Y usted que hizo, capitán Moorehouse?
--- Bueno, como el Mary-Celeste estaba a
la deriva, tenía el deber de traerlo. Ya le digo que tengo la intención
reclamar el premio del seguro para mí y mi tripulación.
--- Es justo. Y donde esta ese barco?
--- He ordenado que en el embarcasen tres
hombres, legalmente inscritos en las hojas de a bordo de mi navío, Charles
Manning, Tom Moffat y Billy Hawley. Mi barco llegó antes, ellos llegarán en
cualquier momento.
Antes del final del día 13 de diciembre llegaba a Gibraltar el navío
fantasma, ahora con una tripulación constituida por tres hombres y un gato.
Inmediatamente se
despertó la opinión pública. Una comisión presidida por el procurador general
Solly Flood fue a bordo para inspeccionarlo minuciosamente.
Se encontraron detalles que se les habían
pasado a los hombres del Deo Gratias. El casco del Mary-Celeste mostraba en la
popa marcas aparentemente producidas por un abordaje, la zona de estribor tenía
manchas que parecían ser de sangre.
Que habría pasado? Un masacre? Un motín ?
Solly Flood envió un informe detallado a
las autoridades americanas, al Ministerio del Comercio de Londres y a todos los
consulados ingleses y americanos de todo el mundo, pidiendo que buscasen
eventuales sobrevivientes del Mary-Celeste.
Esperando los
resultados de las buscas ( en 1873 no existían radio, televisión, ni mismo aviones
), la investigación prosiguió en Gibraltar.
Todos los oficiales y marineros del Deo
Gratias confirmaran la narración de su comandante.
Un examen cuidadoso reveló que las manchas
observadas en el casco del navío no eran sangre y eso hizo abandonar las
teorías de masacre o motín .
Entretanto, muy emocionado, llegó de Nueva
York el propietario del misterioso barco, Sr. Winchester. Traía consigo la
lista de los miembros de la tripulación.
Entonces se verificó que el capitán Briggs
llevaba consigo a su mujer y su hija pequeña, lo que era normal. La señora
Briggs era baja, delgada, muy buena artista y había llevado consigo su piano,
lo que explicaba las partituras de música.
Pero entonces … donde estaba el piano? No era una cosa para se meter en el
bolsillo … era grande y pesado …
La teoría del Sr. Winchester era sencilla
:
Los barriles almacenados en el sótano del
navío llevaban alcohol … habrán explotado, por algo, y con miedo, toda la
tripulación lo habían abandonado.
Pero los barriles estaban intactos y los botes salvavidas
estaban en su sitio. Como habría salido la tripulación ?
( CONTINUARÁ )
otros blogs del autor: