jueves, 15 de noviembre de 2012

... LA FACULTAD DE "RARAS" ARTES DE SEVILLA ... II



                                                 PARTE II






 
        Los tres se quedaron sin articular palabra … el jardín … uno de los sitios más bellos de la Facultad de Bellas Artes … estaba destrozado … todas las plantas estaban arrancadas … de las más recientes y pequeñas a las más grandes y antigúas … 

         --- No me quedo aquí ni un segundo más … --- gritó Carmen dando media vuelta y bajando las escaleras …
        La pareja la siguió …
     En la planta baja encontraron a Juan, el vigilante que venía de hacer una de sus rondas …
       --- Juan … Juan … pasa algo …
       --- Que decís?!!! Acabo de hacer la ronda y esta todo normal …
       --- El jardín de arriba está destrozado …
      --- Y hay voces …
      --- Y patadas en las paredes …
     Juan los miraba con los ojos muy abiertos … hizo unos segundos de silencio … después soltó una gran carcajada …
       --- Ja ja ja … a ver … que os pasa? … Habéis bebido?
    --- Juan … mi mujer y mi cuñada escucharon sonidos raros y yo mismo ví como estaba el jardín de la primera planta …
     --- Pues yo no me creo en cosas raras … todo en esta vida tiene una explicación … bien sencilla y natural …
      --- Ana, vámonos a casa … ya basta por hoy …



 

      Salieron por la puerta principal y caminaron por la calle como todas las noches … nadie dijo una sola palabra.
       Dejaron a Carmen en casa, como siempre y siguieron caminando … la suya estaba a unos doscientos metros …







       Carmen tuvo dificultad en conciliar el sueño … no sabía sí creer en lo que le había pasado … o sí debería olvidar … hacer cuenta que nada había pasado … finalmente … serían las 8h cuando empezó a sentirse tranquila … ahora sí podría dormir …





 
       De repente el timbre de su movil la hizo saltar …
       --- Olin … quién me llama a esta hora?
      No conocía el número … se quedó mirando la pantalla del pequeño aparato … a la tercera llamada pinchó la tecla verde …
      --- Digame …
      --- … Carmen …???!!!
      --- Si soy Carmen .
     --- … Carmen … perdona … soy Juan … el vigilante … --- la voz era muy trémula … Carmen tenía dificultad en escuchar …
     --- Juan? Qué pasa …
    --- … Carmen … quería pedirte perdón … perdón por haber dudado …
     --- De qué hablas, hombre?
   --- … tenéis razón … ha sido una noche horrible … sonidos … patadas … sombras … voces … estoy destrozado … solo te llamo … para pedirte perdón por  haber reído … perdona …
    La llamada se cortó … Carmen se quedó pensando … algo estaba pasando en su local de trabajo …







 
      21.30h, suena el timbre de la puerta. Carmen ya sabe quién es. Ana siempre pasa para ir las dos trabajar.
      Carmen ya estaba preparada y bajó sin demora.
      --- Hola … como estás?
      --- Bueno … más o menos …
      --- Qué raro lo de ayer, no?
      --- Prefiero ni hablar de eso …
     --- José dice que es el espíritu de Santiago …
     --- Olvida … y tu marido que haga lo mismo … hoy es jueves, vamos a hacer nuestro trabajo, esperar al viernes y descansar el fin de semana.
      Al llegar otro vigilante les abrió la puerta.
     --- Hola, soy Antonio.
     --- Hola, soy Ana, esta es Carmen, y Juan?
     --- Juan esta indispuesto … lo sustituyo hoy …
     --- ah! Ok! Pues hasta ahora, Antonio.
    Bajaron las dos en dirección al trastero. Empezaba una noche más de tareas de limpieza.
     Todo fue normal hasta cerca de las 3h. Las dos mujeres limpiaban a su ritmo normal.
   Ana siempre canturreaba algo, lo hacía instintivamente, sin pensarlo. Le gustaban las coplas y siempre tenía una para alegrar la noche.



  

      Pero algo llamó la atención de Carmen …
      --- Ana … has visto eso?
     --- El qué? --- Ana no se había enterado de nada, estaba absorta en su labor.
      --- He visto pasar alguien en el pasillo.
      --- Tal vez Antonio, o José que ya debe haber llegado.
    --- Pero no he escuchado sus pasos, y sabes cómo se escucharía a esta hora.
    Instintivamente Ana miró hacia la puerta. En ese mismo momento una sombra la hizo callar. Como si alguien acabase de pasar por ahí … en el más completo silencio …



 
 


       --- La he visto …
      En ese momento se escuchó un voz susurrante …
      --- “ … Carmeeeeeen ...”
      --- Diossss … vámonos de aquí …
    Subieron corriendo a la planta baja. Ahí estaba Antonio, el vigilante.
      --- Antonio, hay alguien más en el edificio?
    --- Pues … un tal José de mantenimiento, llegó hace una hora … porqué?
    --- Mira … nos faltan dos salones y el despacho del decano … algo pasa ahí abajo …
     --- Yo, sola, no bajo más … tengo miedo …
     --- Tranquilas … bajaré con vosotras …
     Era una buena solución … Los tres harían un equipo.



 


      Antonio era una buena persona, él mismo las ayudó a limpiar, excediendo completamente sus funciones de vigilante.
       En el momento en que cambiaban de salón, Carmen volvió a ver otra sombra … esta vez entraba en una sala …
         --- Habéis visto? --- apuntaba con el dedo …
      Se quedaron mirando.
      --- Allí --- ahora Antonio apuntaba --- allí va alguien …
      Se llenó de valor …
      --- Eh! Quién eres?







       Pero no le contestó nadie dentro del salón dónde vio perfectamente entrar a la sombra. Se acercó y a unos metros de entrar la puerta se cerró con estruendo.
        Las dos mujeres gritaron,
        --- Tranquilas … averiguaré lo que pasa.
      Sacó su gran linterna … había luz … pero aquel objeto no era solo para ver … era también su arma de defensa … al menos así le enseñaron en el curso de vigilante …
      De un golpe abrió la puerta, encendió la luz y entró.
    Era una sala de clases normal. Tenía las mesas, las sillas una pizarra en la pared … pero estaba vacía … allí no había nadie …
      --- Vámonos arriba señoras …
     Antonio empezaba a sentirse intranquilo.
     En pleno pasillo, camino de las escaleras se apagó la luz … de nuevo gritaron Carmen y Ana.
     Antonio encendió su linterna … pero esta se apagó de repente …
     --- Calma, calma … estamos juntos … no hay por qué tener miedo …
     --- Escuchen … viene alguien …
    Verdaderamente se escuchaban unos pasos … como si alguien se acercase por el pasillo en su dirección …
     --- Quien está ahí?
    No hubo respuesta … los pasos seguían acercándose … lentamente …
    Carmen sentía que alguien estaba muy cerca de ellos … podía escuchar su respiración … sabía que sí estiraba el brazo podría tocarlo … pero no lo hizo …
      Antonio sintió una mano que le tocaba el hombro … pensó que era una de las dos mujeres …
    Ana no aguantó más y soltó uno de sus gritos … de repente volvieron las luces … también la de la linterna …
      Antonio miraba a las hermanas … estaban a más de tres metros de él … entonces … quién le había tocado su hombro? En el pasillo no había nadie más … estaban en medio … nadie habría tenido tiempo de salir de ahí sin ser visto cuando se encendieron las luces ...



 


     Otros pasos, mucho más acelerados, se escucharon bajando las escaleras …
       Antonio sujetó la linterna con las dos manos … fuese lo que fuese … le pegaría …
       --- Qué pasa? Porque habéis gritado? --- era José.
      Ana corrió a abrazar su marido …
      --- Ha vuelto a pasar … lo de ayer …
      Antonio estaba muy blanco … y muy serio …
     Subieron los cuatro y se quedaron en la planta baja … mirando la puerta …
     --- José, hay que hacer algo … --- Antonio sentía la responsabilidad de su cargo … --- yo mismo he sido testigo … ahí abajo … pasa algo …
     De repente un sonido muy fuerte sonó muy cerca de ellos …
   Miraron instintivamente en dirección al sonido … una ventana acababa de cerrarse … Antonio y José se acercaron … a tiempo de ver girar el pomo de la ventana … como si una mano invisible la estubiera cerrando …
    --- Mañana mismo llamaré al responsable y le haré un informe detallado de todo esto.


                                              ( ... CONTINUARÁ ... )



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martes, 13 de noviembre de 2012

... SEVILLA ... LA FACULTAD DE LAS "RARAS" ARTES ...


                                               PARTE I




 
       Miró su reloj … 02.30h de la noche … Carmen se sentía cansada … seguía limpiando como todas las noches de lunes a viernes … ya estaba acostumbrada … pero la Facultad de Bellas Artes era enorme … lo bueno es que su hermana Ana estaba con ella y juntas lo pasaban bien
      En ese momento escuchó unos pasos apresurados que se acercaban a la puerta …
       --- Ah! Estás aquí. Has terminado?
       --- Sí … y tú?
      --- También. Solo falta el despacho del decano … lo hacemos juntas?
      --- Claro --- eso es lo que más le gustaba de trabajar con su hermana … su ritmo era contagioso …



 

       Era un ambiente casi familiar … su cuñado trabajaba también allí … en el turno de noche … pertenecía a mantenimiento … terminaban todos sobre las 4h y juntos se iban para casa.
       --- Ya sabes lo de Santiago?
       --- Santiago?!! Quién es?
       --- El modelo residente …
       --- El tío de la habitación que está siempre cerrada?
       --- Sí … se ha muerto.
       --- Y eso? Qué ha pasado?
      --- Pues se fue a su casa ayer y hoy por la mañana una compañera que hacía la limpieza entró con su llave y lo encontró muerto en la cama.
      --- Qué raro … aún era joven … no?!
      --- Yo que sé … unos cuarenta …
      --- Era lo que imaginaba …
     --- Dicen que fue un ataque cardiaco …
     --- Bueno … pobre de él …
     --- Una habitación más para limpiar …
     --- Difícil … solo él tenia las llaves …
     --- Bueno … ya se verá …





 

       La conversación les permitió llegar hasta el ultimo punto que les faltaba limpiar … y empezaran la tarea en silencio …
      Cerca de una hora más tarde habían terminado y se dirigían al trastero del segundo sótano …. ahí guardaban el material de limpieza, escobas, cubas … todo eso …
       --- Vámonos que mañana ya es jueves …
      --- Esta semana pasó muy rápido … no?!?



 

      Ana miró su reloj … 3.45h … habían terminado pronto …
     Colocaron sus herramientas en el cubículo, cerraron la puerta y se preparaban para subir cuando algo les hizo parar …
      --- Qué ha sido eso?
      --- Ni idea …
      --- Parecían venir de aquella pared …
      En el silencio de la noche volvieron a escuchar aquel sonido … como si alguien del otro lado de la pared golpease con los puños de una manera cadenciada …



 

      Carmen dio un paso en dirección de los sonidos …
     Ana la sujetó por un brazo …
     --- Dónde vas? Vámonos de aquí …
     --- Escucha … alguien habla …
     --- Qué dices … si estamos solas …
    Pero de verdad … algo se escuchaba …
    Arrastrada por Carmen, Ana se fue caminando hasta la pared …
    --- “Sáquenme de aquí … Sáquenme de aquí ...”
    Los nervios de ambas no aguantaron más.
    El grito fue unísono … y bajaron las escaleras a pasadas rápidas.



 

      En el tercer sótano encontraron al marido de Ana que, alertado por los gritos de las dos mujeres se preparaba para subir …
      --- Qué pasa?
      --- Cariño … alguien llama en el segundo sótano …
      --- Y da golpes en la pared …
      --- Y piden que lo saquen de ahí …
     Las dos intentaban hablar al mismo tiempo … se atropellaban …
     --- Tranquilas … pff … --- abrazó a su mujer --- calma amor mío … no pasa nada …
     --- Estabas aquí … no has escuchado nada?
     --- Si … a vosotras gritando …
     --- Y los golpes?
     --- Y la voz?
     --- No … solo vuestros gritos …
     Poco a poco las dos mujeres empezaron a respirar mejor …
     --- Venga … subo con vosotras … vamos a ver lo que pasa …


 
 

      Intrigado las acompañó a donde, minutos antes, habían terminado la limpieza … silencio absoluto …
      --- No se escucha nada …
      --- Cariño …. te juro que ha sido aquí …
   --- Venga … busquemos al vigilante … seguro que habrá una explicación …
     Subieron a la planta baja … de repente todo quedó en la más total oscuridad …
      --- Jolín … quien apagó las luces?
    Los interruptores estaban detrás de Carmen … tanteó la pared … pero antes de encontrarlos las luces se encendieron …
     --- Has sido tú, Carmen?
     --- Yo? No!!!!
     De nuevo se apagaron las luces … y se volvieron a encender …
     Ahora no había dudas … nadie había tocado los interruptores …
    Volvió a pasar … una y otra vez … como si alguien estuviese jugando …



 

      Los tres estaban helados …
     Un sonido que vino de arriba llamó su atención …
     --- Será el vigilante … vamos …
    Subieron corriendo … pero no encontraron lo que buscaban …
    --- Quién está de turno hoy?
    --- Juan … hablé con él hace dos horas …
    Miraban a su alrededor …
    --- Cariño … tienes contigo la linterna?
    --- Si porqué?
    --- Dámela … rápido …
    Con la linterna encendida Ana se acercó al oscuro patio …
    --- Mirad …



                                              ( continuará ... )


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lunes, 5 de noviembre de 2012

... LA LEYENDA DE LA MISA DE LAS ANIMAS ...









 

     Con la escoba en la mano, Juan de Torres limpiaba el suelo del refectorio, como hacía todos las tardes, después de la silenciosa cena.
     De cuando en cuando paraba unos momentos y se quedaba mirando el vacío.
    Pensaba en su vida, con la tranquilidad que le daba su hábito oscuro y rudo.
      De su vida de otrora ni se acordaba ya … la dejó del otro lado de la gran puerta del Convento de San Francisco, en el día en que decidió abandonar todo y a todos y recogerse ahí.
      Atrás dejó recuerdos de su vida de caballero de ilustre familia, a los muchos que engañó, a las mujeres que había seducido … de la vida bohemia y sin objetivos que tenía.
      Una de esas tardes, huía de un marido celoso y, sin saber donde esconderse entró en la capilla de aquel convento.
        Fray Leopoldo lo hizo entrar en un confesionario y así paso sin ser visto cuando el engañado y tres soldados entraron buscándole.
      Fray Leopoldo aprovechó para hablarle de la vida infame que llevaba … de como el juizo final no tendría contemplaciones a la hora de juzgarlo … una media hora que le cambió la vida …
        De ahí se fue a su casa, pasó toda la noche en blanco pensando en aquellas palabras … comprendió cuán equivocado estaba …
    Al día siguiente se presentó en el convento preparado para penitencias y una vida de reclusión voluntaria … lo aceptaron …


 

       Y ahí estaba él … cumpliendo … limpiando su alma … y el suelo del refectorio.
    Terminó la tarea y se fue, caminando tranquilamente hasta su habitación … una celda austera … pero que sentía muy acogedora.
      Se acostó una media hora y como todas las noches hacía, salió de nuevo y se dirigió a la capilla, la misma capilla en que se refugió hace unos meses.
       Ahí solía meditar en el más completo silencio.
       Llegó, miró a su alrededor … como siempre estaba solo …




 

       Pero, unos minutos después el silencio fue interrumpido por pasos de alguien que llegaba.
      Miró sorprendido … por una puerta lateral entraba un fraile con un habito idéntico al suyo.
        Se quedó mirándole.
      El fraile cruzó la iglesia, se fue a la sacristía y vistió la alba y la casulla como si tuviese la intención de decir misa.
       Depositó el caliz … después, con lentitud, miró su entorno … una y otra vez …
      Se escuchó un profundo suspiro … después de una pequeña pausa volvió a coger el cáliz y se dirigió a la sacristía.
       Volvió poco después, ya sin las vestimentas de decir misa, y, triste y abatido, de nuevo cruzó la iglesia y desapareció por la misma puerta por donde había entrado.
       El silencio inundó nuevamente todo el convento.




 

        Juan no sabía que pensar … pero tampoco le dio muchas vueltas.  Sintiendo que ya bastaba de oraciones se levantó y, después de una pequeña venia al pasar por el altar, se recogió a su habitación.
         El día siguiente fue igual a todos los demás días.
      Por la noche, igual rutina … y a pesar de traer aquel Noviembre unas noches muy frías, Juan, por las 12h de media noche volvía a la iglesia para rezar y meditar.
       También aquella noche el silencio de sus pensamientos fue herido por unos pasos.
       Se repitió la misma escena de la noche anterior … el mismo fraile … los mismos movimientos … y de nuevo la retirada sin llegar a decir misa …
       Juan se sintió aún más intrigado que en la noche anterior.
       Decidió, sin embargo, no comentar lo sucedido con nadie.
      Pero, en la noche siguiente, todo se repitió de nuevo … algo pasaba ahí …






         Cuando el sol aún solo amenazaba con hacerse ver, Juan hizo sus oraciones matinales, un poco más rápido que de costumbre.
        Tomó la decisión de buscar una oportunidad para hablar con el prior y contarle lo sucedido.
          Sabía a que hora entraba el superior en el refectorio y se dirigió a él:
           --- Perdone señor … necesito hablarle de algo importante.
          El prior lo miró con curiosidad … lo conocía bien
          --- Fraile Juan, no me diga que se está agotando su vocación …!!!
          --- No señor … es otro el motivo por que necesito hablaros.
          --- Bien … después del desayuno tengo unos minutos que le puedo dedicar … nos encontramos en mi despacho?
          --- Muy bien … Eminencia …
     --- Tranquilo … aún no es para tanto … tal vez un día sea Eminencia … --- y dejándole un sonrisa corta le dio la espalda y entró para comer.
Juan no tenía hambre … había pasado la noche pensando en lo que iba contar al prior y la mejor manera de exponerle los hechos … el prior era conocido por su falta de paciencia y por sus modos duros para con quien no le caía bien …
         Juan sabía que el conocía su pasado, y aunque lo hubiese recibido en el convento, le había dejado bien claro, que no creía en su repentino arrepentimiento.
        Poco más de media hora más tarde estaba en su despacho contándole la anécdota con los más apurados detalles que podía.
           En principio el prior lo miró con cara de incredulidad, pero, ante la repetición de la historia al menos tres días, cambió de expresión …
         --- En que día empezó todo?
         --- Día 02, señor.
        Hubo unos minutos de silencio …
      --- Haga una cosa, Fraile … vuelva esta noche a la iglesia y si se repiten esos hechos ofrézcase para ayudarle a la misa.
       --- Así haré, señor …



  



        El día se arrastró penosamente … Juan deseaba que llegase la noche, curioso de cómo pasaría todo …
        Y así fue. A la misma hora de siempre … los mismos pasos … el mismo fraile … el mismo ritual … y cuando el depositó el cáliz y miró a su alrededor, Juan salió de la oscuridad.
          --- Quiere su paternidad que le ayude a la misa?
         El fraile le miró y sus ojos brillaron en la oscuridad …
         Ante su silencio, Juan tomó la iniciativa y cogió el cirio.
        Entonces el otro fraile inició la misa.
       Escuchó por vez primera la voz del fraile cuando empezó el Santo Sacrificio.
      Juan estaba ya acostumbrado al latín : ”leatificat juventutem mea“ … pero en su lugar y en una voz bien clara escuchó al fraile decir: “ leatificat mortem mea “ … pero fué contestando al fraile siguiendo el ritual de la misa … “Dios irae dies illa”.
       Por fin terminó de decir la misa, y cubriendo el cáliz lo puso en la mesita de la sacristía donde se despojó de la casulla y ornamentos, y volviéndose al lego le dijo:
        --- Gracias, hermano, por el gran favor que habéis hecho a mi alma. Yo soy un fraile de este mismo convento, que por negligencia dejó de oficiar una misa de difuntos que me habían encargado, y habiéndome muerto sin cumplir aquella obligación, Dios me había condenado a permanecer en el purgatorio hasta que satisficiera mi deuda. Pero nadie hasta ahora me ha querido ayudar a decir la misa, aunque he estado viniendo a intentar decirla, durante todos los días de noviembre, cada año, por espacio de más de un siglo.
       Diciendo esto le hizo una pequeña venia y desapareció por la misma puerta de siempre. 








 

       La Plaza principal de Sevilla, que llamamos Plaza Nueva , es el solar del convento de San Francisco, derribado en el siglo XlX, edificio que por ser el mayor de los conventos franciscanos de toda España se llamó " La casa grande de San Francisco".
      De aquel convento, al derribarlo, solamente quedó una pequeña capilla, la capilla de San Onofre, que todavía existe hoy, si bien casi siempre está cerrada y no es muy conocida. 



 

        En esta capilla ocurrieron estos sucesos.
       Esta historia ocurrió, según cuenta la crónica de dicho convento, en el año 1600.



Basado en el libro de Antonio Camel, Sevilla, Misterios y Leyendas.
Dramatización – jorge peres

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